Mayo 2009
La joven con Cabellos caoba y olor vanilla se preguntaba en que pensaba aquella tarde húmeda, por qué lo había hecho… después de tantos segundos vueltos minutos y esos minutos vueltos horas y esas horas vueltas días y esos días vueltos semanas y esas semanas vueltas meses y esos meses vueltos en un año y unos cuantos meses con unos cuantos días con unas cuantas horas con unos cuantos minutos con unos cuantos segundos seguía sin entender que estaba mal en ella… sin hallar porque lo había hecho, sólo sabia que quería salir corriendo a decirle que lo sentía, que lo quería pero cuando empezaba a caminar, algo la detenía y seguía su día. Pensaría él que enloquecí; se decía una y otra vez, que si lo hacia era sólo por vanidad pero no era eso, cuando pensaba que él lo más probable era que ya se haya olvidado de ella; le estremecía las entrañas, le aplastaba el corazón, se le desgastaba su luz.
No comprendía como había estado tan equivocada y no percataba lo presente que lo tenia, cuando pensaba en él, veía su dulce sonrisa y los hoyuelos que se le hacen cuando aparece esta, como brillan sus ojos café, con esa mirada llena de compresión, es como el brillo de la miel sobre hojuelas, delicado, sutil, delicioso. Y sus labios eran algo que se derretía por probar, sabor a gloria, como el delicado rocío de un aire frío que recorre todo el cuerpo electrizándolo cada célula, cada molécula, cada partícula impregnándola de ese deseo ancestral.
Como el aroma de aquel hombre se aferro a su nariz, que de vez en cuando la envenena y concibe estremecer su cuerpo añorando su proximidad, añorando un encuentro, visualizar su figura entre la multitud, y sus ojos con polvo de estrellas de todas sus vidas pasadas.
¿Podría aquella joven de cabellos caoba y olor vanilla gozar de una segunda oportunidad? ¿Podría? Alcohólicos y drogadictos las tienen todo el tiempo, esposos que engañan a sus esposas, padres que abandonan a sus hijos, partidos políticos que engañan a los ciudadanos, la selección de FUT mexicana que promete victorias y desilusiona a su audiencia.
¿Por qué no darle una nueva oportunidad? A una joven que quería decir si cuando dijo no, que se despidió antes de lo debido, mejor dicho que no se debería despedir, nunca debió dar la espalda al chico con polvo de estrellas en sus ojos.
Pero lo hizo. Eso es algo que no podemos cambiar, el tiempo no da marcha atrás, se cometieron demasiados errores, se marcaron demasiadas heridas, se contuvieron demasiados llantos…
Que ni probando fascinarse con la mirada extranjera de aquellos ojos mar caribe logro olvidar al chico con polvo de estrellas en sus ojos. Sólo es su amigo y suficiente es para la joven de cabellos caoba y olor a vanilla, mejor tenerlo así en su vida que no tenerlo más.
— •MEHL • —
α Ω
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